viernes, 21 de agosto de 2020

lo importante que es…

 

Querida, imprescindible y bonita Snedy.

Hay días en los que mi mente solamente piensa en ti. No estoy provocando una obsesión por mí misma sugerencia. Directamente espero saber de ti en mis mañanas, probablemente es lo único que puedo hacer. Quiero imaginar y reconstruir como serán tus gestos, que rasgos de la mirada se encuentran mientras lees lo que te escribo.

Comienzo haciéndote saber lo mucho que me has alegrado este mes. Tengo fascinación de tu permanecía en mi vida. Hago por completo mi extensivo deseo que sigamos juntos. No negaré que en las circunstancias en que te escribo para mi eres doblemente importante. Por un lado, la importancia que se da en la situación y lo que compartimos. Por el otro, es por el sentimiento que avivas con el que me encuentro, lo expreso, porque espero, que la carta no se torne de otra manera a la que pretendo. Lo que siento es indescriptible. No preciso saber cómo definirlo. No pretendo nada con estas letras. No puedo pretender algo de lo cual escapa a lo que somos. Lo inefable. Sin embargo, me confirma que se puede creer en la sustancia sensible que hay en mí.

Pero el verdadero hecho de escribirte hoy, es porque me pregunto ¿Qué es el tiempo?, esta es una de las preguntas que más redondean mi cabeza desde siempre. Pero en esta ocasión no hay un asunto abstraído, como por un asunto de la obra de arte, por la ciencia y la técnica. Hoy pienso en el tiempo como algo tangible y menos lleno de suposición, su existencia por palabras no es suficiente para mi acontecer en el mundo.

Puedo intentar definir el tiempo como la valentía que tienes para escribir, para crear conspiraciones, darme cuentos que trascienden a un plano especifico. Como los colores, las risas, el compartir un libro y preguntas nunca hechas. El tiempo es un trabajo en conjunto sin pretensión de elogios. El tiempo es la forma en la que estamos sin estar. Nos vemos y queremos más. El tiempo es una despedida que se prolonga hasta la madrugada. El tiempo son los días en que despiertas feliz. El tiempo es lo único que no se me puede ser arrebatado. El tiempo, el tiempo y el tiempo, eso de una sustancia algo extraña, que tiene sentimiento. Mi única producción se debía a conceptos y a objetos que no se ven, como el tiempo, que no se tocan, que pueden ser pensados con palabras igual de inexistentes. Pero el tiempo ha cambiado. Abogaría a creer en una idea, como si creer en los sueños dieran con la realidad. Pero ya especifiqué que es una idea, con anterioridad.

No sé cuán poco sé de ti, pero preferiría que las palabras no cambiaran para así conocernos. Para tener más tiempo. Pero eso no depende de lo que yo crea. He manifestado mi interés en ti como persona. Como la mujer que tiene planes y ha logrado sus objetivos. Eso me parece el proyecto que aporta a tu vida, con garantías de libertad. No niego que eres una mujer que atrapa la belleza y demuestra su eternidad. Pero eso qué no sé, qué entreveo, que de a poco descubro porque me lo permites, es lo que me atrae con mayor intensidad. Tu humanidad.

El tiempo es todo lo que contaré, no por días, horas, minutos y segundos. El tiempo será en poder seguir compartiendo cada día contigo. Esperaré que los segundos caigan en su batalla, que la luna y el sol sean testigos, del momento en qué paso pensando en que hacer para verte.

Así es el tiempo, una satisfacción que se mezcla con la luz más clara de la mañana y la sombra más oscura de la noche. El tiempo me alegra al saber que has sentido algo cada mañana. Que las sensaciones, las provoquen las materializaciones de mi pensamiento. Que leas, que revivas mi tiempo de escritura en tu mente. Que recuerdes y no olvides qué se siente, lo que sientes.

Hace un mes, terminé el texto con el que te busqué para la causalidad. Soy incapaz de creer en la casualidad, pero yo provoqué la causalidad y el efecto entregó más de lo inesperado.  A decir verdad, el azar nos hizo encontrarnos, sólo que pudo encarnarse en mi para dar contigo. Hace un mes no me imaginaba lo que sentiría al saber de ti. Hay un vínculo que vamos creando. El vínculo de lo humano se construye con tiempo, con pausa. El vínculo, se construye con los pasos necesarios. Los afanes dejan extravíos del vínculo, dejan falsas expectativas y falso pensamiento. Te pido, me tengas paciencia, no soy tan hábil como tú, mi manera de pensar es prorrogada y prolongada. Haces ciencia, yo gaseosidades.

El mantenerse a la espera por como describes la realidad, es el fondo por lo cual es latente cada párrafo escrito y leído, cada canción, que me has compartido.

Pienso que nos debemos un espacio de compartir y de conocer, no un espacio que se adueñe. Nos debemos un saludo, un hola, un hasta luego, un pronto nos veremos. Nos debemos 7 minutos, 7 futuros, 7 historias, que pueden ser suficientes para ver al otro y saber que se cuenta con él, sin imaginar en la espera de estar, sino en la certeza de acompañar. 7 minutos, futuros e historias que se hagan un todo único.  Para comprender porque conspira la cocina, porque su aliado, para la diversión de un misterio que no hemos descifrado. Si tú lo quieres todo, yo te espero, yo lo quiero todo. Todo es un siempre, siempre es hoy, hoy estamos juntos. Dame 7 minutos, para en dos ser un habido conocedor y con cinco más, para ser un experto ampliamente, que te acompañe.

Espero que sea un feliz primer mes de conocernos. Sé que el día es 21, pero el 20 decidí enviártelo, sólo que, la acción efectiva de la valentía no fue el mismo día en que el texto culminó. Debía ser un día impar, múltiplo del 7.

Con todo mi cariño, un abrazo querida maestra bonita.

suyo

Humanista

[escrito] 20 de agosto de 2020

[entregado]21 de agosto de 2020

PD. Vas conociendo mis tropiezos, Espero no volver a ser una incomodidad.

 

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